1 de noviembre de 2008

Pasó el tiempo…

…y hacía falta, me hacía falta.

Sucede que en el periodismo el tiempo atenta contra la calidad y siempre intente que lo poco o mucho que se ofrezca sea bueno.

“Las cosas se hacen bien o no se hacen”, me dijo alguien alguna vez…

Tiempo no me sobra, pero las ganas pueden más. Cuando es necesario y se puede, hay que estar. Por eso acá estamos, remándola, como todos.

Pasó el tiempo y fuimos testigos de palabras, promesas y hechos. El periodista siempre se debe permitir desconfiar.

¿Sirvió de algo desconfiar? Vaya si sirvió. A tal punto que hoy media provincia parece tener claro de lo que no tenían ni puta idea hace años atrás, cuando nadie se permitía desconfiar y cuando la figura de subsecretario de Deportes era prácticamente la de un rey, indiscutible.

¿Sirvió de algo “machacar” y “machacar”? Vaya si sirvió, a tal punto que todo lo que aquí se expuso hoy es un debate continuo en cada club, cada cancha y cada encuentro dirigencial. Ahora todos la tienen clara.

¿De repente está todo bien? Naaaa, no soy un sonso. Es sólo que con el tiempo uno va aprendiendo a dosificar sus esfuerzos a la hora de remar contra la marea. Mucho más sabiendo que uno es el único que pone la cara, mientras el resto se escuda tras un “Pepo”, “pepa”, “cacho”, “cachita” o el seudónimo que se les ocurra en un libro de visitas, desde allí exigiendo justicia. Si todos pusieran la cara, sería todo más fácil.

Mientras tanto, uno sabía que la cosa iba a ir mejorando a poco y que con muy poco hoy cualquiera puede boquear. Que las apuestas estaban 100 a 1 a favor de lo que podía lograr el Gobierno en materia de política deportiva por lo poco y nada que se hizo antes.

Hoy asistí a un curso de capacitación en la UNPA, donde se arrojaron pensamientos interesantes.

Uno dijo “la primer sanción siempre es de la opinión pública”…

Y por eso está este blog, porque es tu oportunidad para sancionar a favor o en contra, según tu propia vivencia.

Sin embargo, la reflexión terminó con un “por suerte, existen los medios”, como para recordarte que esto es sólo un complemento en el que quien lo hace no gana más que agradecimientos o reproches.

Entre los reproches, siempre aparecerá algún boludo que diga: “Claro, ahora no decís nada porque te pagan”.

Por suerte, con la conciencia tranquila, hoy puedo reírme de ese boludo y no gastarme ni siquiera en contestarle. Yo puedo dormir tranquilo.

“Siempre te van a estar pidiendo explicaciones”, tiró alguien hoy también.

Sucede que algunos pocos que bastardean la profesión, recibiendo un sobre, hacen que la gente piense que todos hacemos lo mismo.

Entonces, a ese boludo le digo y le aseguro que no es así. Que también estamos los honestos, los que no podríamos dormir tranquilos si aceptáramos un solo centavo de alguien que no sea el dueño de la empresa para la cual trabajamos. Y yo puedo dormir tranquilo.

…Que el tiempo no me alcance es otra cosa…

…Que las dos horas libres que me quedan por día las elija para disfrutarlas con quienes más quiero es otra cosa…

…Que el tiempo me haya enseñado a manejar los tiempos con más prudencia que quienes se esconden detrás de un seudónimo es otra cosa…

…Que de repente me salga el “hincha” de adentro y en una sola nota largue todo de golpe, sin pensar las consecuencias, es otra cosa….

…Pero que los que sigamos poniendo la cara seamos siempre los mismos no es otra cosa. No es casualidad.

…Acá nadie te pide que la pongas. Con que acompañes a tu manera alcanza, como siempre…

Fernando Tornau