9 de marzo de 2008

HACIA UNA CULTURA DEPORTIVA

Siempre planteamos que el deporte tiene que ser componente fundamental de la estrategia de desarrollo de Santa Cruz.
Los ya conocidos beneficios que nos otorga la práctica de actividades físicas, deportivas y recreativas en nuestra salud mental y física, no logran explicar por si solo esta ingente verdad.


Dicen saberlo las familias, las escuelas, las empresas, las organizaciones sociales y el Estado.
Sin embargo, somos miembros de una sociedad con una fuerte tendencia al sedentarismo y con amenazantes cifras sobre obesidad en nuestra población, principalmente en edad escolar.

Entonces, ¿qué sabemos realmente? o ¿qué tan importante es saber de algo, si no tiene efecto en la consecución de un beneficio?
Históricamente, el “saber” ha estado asociado a la educación. Por lo tanto, si queremos aproximarnos a las explicaciones de un escaso desarrollo de cultura deportiva en nuestra provincia, veamos que ocurre en nuestras instancias formativas fundamentales: la familia y la escuela.

Y POR CASA...

En las familias, en términos mayoritarios somos hijos, nietos y bisnietos de personas que escasamente cultivaron de manera sistemática actividad física o regularmente se educaron a través del deporte.

Educar es la clave, porque el simple partido en el barrio, aunque puede ser mejor que quedarse en casa sin hacer nada útil, no representa necesariamente un espacio educativo en valores y salud integral.

Son pocos los juegos que incentivan la solidaridad y la colaboración en nuestra más tierna infancia.

PROCUPA EL “COLE”

Por otra parte, en las escuelas, a parte de las dos horas semanales de educación física y la posibilidad de algunos colegios de desarrollar disciplinas deportivas para formar sus propios equipos, derecho pagado por cierto en muchos casos, no se incentiva un mayor conocimiento sobre los deportes, sus valores, técnicas, destrezas y reglas del juego, así como tampoco se promueven dentro o fuera del aula, estilos de vida sana, que entre otras cosas, incentiven una nutrición balanceada y actividad física y recreativa complementaria.

Sin embargo, una sociedad como la nuestra, no está condenada a no superar este tipo de problemáticas desde su origen.

Cambiar la cultura deportiva de una provincia pasa por una serie de actos y voluntades en diversos frentes, no excluyentes, si no más bien con enfoques integrales, que asuman la existencia de sistemas humanos, insuficientes y que en base a su capacidad de proyectar una mejor sociedad, la suma de proyectos por un cambio positivo en nuestra cultura deportiva le darán sentido, contenido y dirección a este cambio deseado.

EL CAMBIO

Esta vez, pondremos atención sólo a dos niveles estratégicos, de los varios existentes, sobre los cuales puede generarse un cambio positivo y sustentable para entender el deporte como una “Nueva Cultura del Desarrollo”.

Profesionalizar el Deporte y el Ámbito Deportivo: Hoy en día, existen una serie de nuevos programas a nivel de educación superior: diplomados, postítulos, postgrados, en ciencias del deporte, nutrición y gestión deportiva. Actualmente, universidades e institutos asumen el estatus profesional que debería tener el deporte para su mejor desarrollo. Con perspectiva de futuro habrá mayor calidad e innovación en el desarrollo del deporte. Si bien es cierto, algunos de estos programas son de calidad internacional, como el Diplomado Internacional en Psicología del Deporte, otros tendrán que mejorar sus programas, en la medida que vayan incorporando a especialistas de mayor nivel en esta área del saber también científico.

Lo positivo es que ahora si existen instancias para apostar a una especialización certificada, que con el tiempo vaya acreditando a los profesionales responsables de programas y proyectos en diversos campos de la actividad deportiva, sean tomadores de decisión, formuladores de políticas o ejecutores de programas.

Fomentar el Deporte Social

En medios sociales, donde faltan oportunidades, se ejercen violencias de todo tipo y las carencias abundan, el deporte puede levantarse como medio, estrategia y fin pedagógico, es decir, como sistema de aprendizaje de habilidades, destrezas y valores.

Cuántas veces hemos escuchado equívocamente a las autoridades del país, que “hay que combatir la pobreza, ganarle la batalla a la delincuencia, enfrentar la guerra contra las drogas”, todo ello impregnado con un lenguaje de confrontaciones, atacando los problemas por sus consecuencias y no por sus causas. El deporte y su universo simbólico, cuando es practicado y fomentado como sistema de aprendizaje y no solo como práctica de carácter físico, estimula la realización de un esfuerzo mayor por superarse en la vida.

Con el deporte y la recreación se aprende a desplegar habilidades sociales y psicológicas para la consecución de metas, que generan resultados más sustentables para el desarrollo humano-social. Educar en el deporte es educar para el desarrollo y, en su fundamento y práctica, es educar para la vida.

Compromiso e implicación

Profesionalizando en ámbito deportivo y fomentando el deporte social, son dos de los varios aspectos que estratégicamente pueden favorecer un cambio cualitativo y positivo en nuestra cultura deportiva y en sentido mayor, propiciando una nueva cultura del desarrollo. La sociedad organizada en sus más diversos niveles tiene la palabra.

El desarrollo de nuevas normativas y/o planes deportivos por parte de las administraciones públicas u otras organizaciones deportivas de carácter privado, deben incorporar, un apartado sobre los ámbitos del desarrollo sostenible para reforzar el compromiso del deporte así como para favorecer el desarrollo de políticas y acciones sostenibles en el ámbito deportivo.

Con el fin de poder internalizar en los organismos deportivos aspectos relativos al desarrollo sustentable, se propone, además de asumir el compromiso de colaborar en la aplicación de actuaciones sostenibles, promover la constitución de comisiones, que incluyan al desarrollo sustentable en los diferentes estamentos del deporte para que cada uno de los mismos, dentro del ámbito de sus competencias, posibilidades y recursos, estudien la aplicación y el desarrollo de criterios sostenibles en sus ámbitos de actuación y en los plazos y formas que sean más adecuadas para cada caso.

Líneas de acción específicas

Los eventos deportivos generan una expectación y un elevado número de personas asistentes, los impactos que las actividades que el evento puede generar son diversas y complejas.

Por ello, es necesario establecer las líneas generales que se consideren a la hora de organizar este tipo de eventos. Del mismo modo, la construcción de nuevas infraestructuras para la práctica del deporte, debe hacerse siguiendo criterios de sostenibilidad.

En general, las disciplinas deportivas son muy diferentes unas con respecto a otras y cada disciplina deportiva debería elaborar un conjunto de recomendaciones enfocadas hacia la gestión sostenible de sus instalaciones y una adecuada conservación del medio ambiente durante su práctica.

Con el fin de impulsar las mejoras y los compromisos ambientales adquiridos de forma voluntaria, se pueden crear distintivos de calidad para el deporte que acredite a las instalaciones, acontecimientos u organizaciones deportivas que atiendan sobradamente a los criterios de sostenibilidad que previamente han de ser establecidos.

Criterios en el sector privado

Internacionalmente en el mundo deportivo, se han desarrollado iniciativas para la promoción de la reducción, reutilización y reciclaje de equipamiento deportivo. Otra vía es la cesión de material deportivo sobrante en la organización de competiciones a alguna institución que lo pueda repartir entre los más desfavorecidos.